¿Qué son las destrezas motrices en la infancia? Hoy hablamos de esas habilidades fundamentales que los niños y niñas desarrollan para moverse, explorar y conectar con el mundo que los rodea. Desde los primeros intentos de caminar hasta la coordinación para sostener un lápiz, las destrezas motrices son esenciales para su crecimiento integral. Sigue leyendo para descubrir cómo se desarrollan estas habilidades, qué factores influyen en su progreso y por qué son tan importantes en cada etapa de la infancia.
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Índice de contenidos
¿Qué son las destrezas motrices en la infancia?
Las destrezas motrices son habilidades que permiten a niñas y niños moverse, coordinar su cuerpo y explorar el entorno de manera autónoma. Durante la infancia, el desarrollo motriz es clave para adquirir destrezas fundamentales que ayudarán a desarrollar no solo el cuerpo, sino también la mente y las habilidades sociales de los pequeños. En general, las habilidades motrices se dividen en motricidad gruesa y motricidad fina, y cada una desempeña un papel fundamental en el desarrollo integral.
La motricidad gruesa se refiere al control y coordinación de los músculos grandes del cuerpo, como los brazos y las piernas, y permite a los niños y niñas realizar actividades como correr, saltar o trepar. Por otro lado, la motricidad fina implica el control de los músculos pequeños de las manos y los dedos, esenciales para actividades de precisión como escribir, dibujar y manipular objetos pequeños.
¿Cómo se desarrollan las destrezas motrices en los niños y niñas?
El desarrollo de las destrezas motrices en los niños y niñas comienza desde el nacimiento y se extiende a lo largo de la infancia. Este proceso de aprendizaje es gradual y depende tanto de factores biológicos como ambientales. Los primeros años son especialmente críticos para el desarrollo de estas destrezas, ya que el cerebro y el cuerpo de los pequeños están en una fase de crecimiento acelerado y alta plasticidad.
A medida que el/la niño/a crece, va adquiriendo una mayor coordinación motriz, que le permite controlar y combinar sus movimientos. Este aprendizaje se da principalmente a través de la exploración y el juego, donde se enfrentan a desafíos físicos que los ayudan a fortalecer sus habilidades motoras.
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Coordinación de los músculos gruesos
La coordinación de los músculos gruesos incluye el desarrollo de habilidades relacionadas con el movimiento de los músculos grandes del cuerpo. Este tipo de coordinación permite a niños y niñas realizar actividades como caminar, correr, saltar y subir escaleras. Desde una temprana edad, los pequeños comienzan a controlar sus músculos gruesos a través de actividades sencillas como estirarse, gatear y levantarse.
Ejemplos de coordinación de los músculos gruesos
A medida que avanzan en edad, logran habilidades más complejas como saltar a la cuerda, montar en bicicleta o participar en deportes que exigen un mayor control y equilibrio corporal. Estas actividades ayudan a fortalecer la musculatura y a mejorar la postura y el equilibrio, elementos esenciales para la salud física a largo plazo.
Coordinación óculo-manual y de los músculos finos
La coordinación óculo-manual y el desarrollo de los músculos finos se relacionan con la capacidad de los niños y niñas para realizar movimientos precisos, como agarrar objetos pequeños, escribir, pintar y realizar tareas que exigen precisión. Esta coordinación es posible gracias al control y sincronización entre la vista y los movimientos de las manos y los dedos.
Ejemplos de coordinación de los músculos finos
Las habilidades de motricidad fina comienzan a desarrollarse con acciones simples, como recoger juguetes pequeños, y avanzan hacia tareas más detalladas, como cortar con tijeras o abotonar la ropa. Estas actividades no solo ayudan a mejorar la precisión, sino que también contribuyen al desarrollo cognitivo, ya que exigen concentración, planificación y paciencia.
La importancia del entorno en el desarrollo motriz
El entorno juega un papel fundamental en el desarrollo de las destrezas motrices de niños y niñas. Contar con un espacio seguro donde puedan moverse libremente y explorar les permite practicar y mejorar sus habilidades motrices. Los juegos de construcción, los materiales artísticos y los juguetes que requieren manipulación son excelentes para estimular tanto la motricidad gruesa como la fina.
Es importante que los padres, madres y cuidadores proporcionen oportunidades de actividad física y juegos en ambientes seguros. El apoyo y la estimulación adecuada no solo potencian el desarrollo físico, sino también la confianza y la autoestima de los pequeños.